SISTEMA DE ESTABILIZACIÓN DE TALUDES
La erosión del suelo consiste en la perdida de sus partículas por fragmentación y arranque, con el posterior desplazamiento aguas abajo, por efecto del agua, el viento, la gravedad y el laboreo agrícola.
Mediante los taludes se puede lograr estructuras eficaces para corregir la erosión, estabilizar ciertas secciones de laderas, lechos de cauces o cárcavas de erosión empleando una combinación de materiales muertos y materiales vivos. Cuando se comparan con las construcciones de ingeniería convencional, los sistemas vivos tienen muchas ventajas, incluyéndose entre ellas: una mayor duración, una eficacia superior, menos mantenimiento, la reducción del costo total, y una compatibilidad estética con el paisaje circundante.
La vegetación ejerce una gran influencia sobre la estabilidad superficial de los taludes, además de representar mejoras de diversidad biológica y paisajística. Esto sugiere la adopción de la vegetación siempre que sea posible entre las medidas de estabilización y control en taludes. Todos estos efectos o beneficios de la protección de la vegetación dependen de las condiciones particulares de cada talud.
Una de las técnicas donde es posible integrar la vegetación son las terrazas, las cuales son taludes construidos perpendicularmente a la línea de máxima pendiente del talud para interceptar la escorrentía superficial, reducir la longitud de la pendiente (terrazas de drenaje), cuando es necesario conservar el agua (terrazas de absorción), cuando se necesita cultivar en taludes de gran pendiente (bancales), o cuando la elevada longitud y pendiente del talud sugiere su necesidad para poder tener un control efectivo de la erosión y la escorrentía.
En el ámbito de los taludes, se puede utilizar esta técnica cuando la pendiente es muy pronunciada. Con una serie de bancales, se puede reducir la pendiente y con ello la energía de la escorrentía, consiguiendo un mejor almacenamiento de agua. Con ello se puede crear una superficie que sea mas propicia para que se establezca una cobertura vegetal. Hay que tener siempre en cuenta que estas terrazas acabaran desaguando en uno de sus laterales, por lo que la zona de salida del agua debe reforzarse para evitar la formación de cárcavas.
Cabe mencionar que en situaciones de clima árido y semiárido se produce una situación paradójica. Por un lado, una cubierta densa de plantas herbáceas, proporciona una de las mejores protecciones contra la lluvia y la erosión eólica, llegando a reducir casi por completo la perdida de suelo. Sin embargo, en condiciones mediterráneas, la supervivencia de platas herbáceas en periodos secos es mucho mas complicada que la de plantas leñosas. Un diseño ideal debería ser aquel que permita combinar ambos tipos de vegetación.